Antes de irme no puedo dejar de recordar...

Gracias a todos:

A los profesores de primaria que nunca apostaron por mi por que no era el popular o el que sacaba buenas notas. Sepan que algunas de vuestras mas fuertes apuestas se han quedado de cajeros del Carrefour para toda la vida.

A algunos de esos compañeros por tampoco darme ni la ESO si de ellos dependieran los títulos.

En especial a todos los compañeros que se dedicaron en plena adolescencia a aterrarme, y a darme palizas, todo sea dicho.

Gracias a los quinquis canijos que te miran por encima del hombro solo por llevar una moto con un casco mas caro que el vehículo en cuestión.

Al constructor que con tanto gusto decoro el Duque de Rivas.

A la gente que menosprecia al bachillerato de letras.

A las conserjes que incluso con la mayoría de edad te preguntaban a donde ibas cuando intentabas salir del centro.

Al claustro que llega a aceptar profesores de integración social, con ciertas discapacidades comprensivas, motoras y sobretodo mentales.

A los escritores de los libros de texto por poner tantas cosas interesantes en torno a la teoría importante, de verdad eso era como un gigantesco sudoku de eliminar paja y paja en todos los libros.

Mención especial a Rosa Marin, a Javier (o Retro-man) de lengua y literatura, a Yolanda de tecnología, y a muchos mas intelectuales que han conseguido llevar mi falsedad a limites insospechados.

A la histeria colectiva a la que nos han conducido explicándonos como si no estudiabas no llegabas a ser nadie en la vida.

A todos y a cada uno de ellos, gracias por haberme dado fuerzas para estos últimos días de instituto de mi vida, por salir con la quinta puesta a un mundo un poquito menos asqueroso.