La verdad es que lo intento. De verdad.
La noche en blanco prometía, después de dos días de festón después de selectividad (la cual por cierto no es tan dura, ni tan difícil) esta noche prometía ser espectacular. Quedamos todos para el cumpleaños atrasado de una de ellas y nos fuimos desde Legazpi, a Gran Vía. Todo estaba muy lleno, y llegamos a Chueca, la verdad es que es imposible no pasar una noche de fiesta por ella, pero esta si.
Esta iba a ser la noche en que no saliéramos por el ambiente y nos relacionáramos con el resto de la humanidad (si, yo puedo). Preparados, listos , ya . ¡Coje aire!
Tribunal. Gente dispar, heteros por doquier, demostrando su condición.
Es cierto, da igual de la tribu social que sean , necesitan demostrar su hombría, si no es mirando con cara de pitbull, es cantando sus míticas canciones que si supieran que cantan... como son capaces de transformar el I will survive en una canción taaaaaaaan heterosexual con su “lo lolo lo lo lorolorololo loro lo lo hey hey”. Y todo esto a dos calles de Chueca... puff.
Luego otra cosa que me llamo tantísimo la atención es la cantidad de mierda por metro cuadrado que podían almacenar en el suelo. Era algo increíble, los suelos de Madrid no podían estar mas sucios, en serio islitas de basura de cuatro metros cuadrados se divisaban en la plaza del mercado de Fuencarral. A una calle de Chueca. Vale, nosotros tenemos nuestro día del orgullo, en el cual ensuciamos pero esos días yo no voy apartando papeles tirados por el suelo cual hojas de otoño en el retiro.
Al cabo de unas horas, tres de mis amigos aburridos como yo de tanta cultura de la noche en blanco nos pasamos por Boite, por que al menos era inculto pero estábamos limpios y no llovía. Y el ambiente de nuevo.
En estos momentos del país, la mezcla jóvenes-cultura-calles de Madrid no funciona . Quizás debiera el estado dar subvenciones para un preacontecimiento cultural en el que pusieran gomitas por todos lados y follaran como locos. Se relajaran y tuvieran bien clara su posición en el mundo. Quizás así mirarían un poco de algún museo.
Nuestras intenciones de visitar algo, para poder comentar en alguna conversación de alguna cena maravillosa que preparara nuestro futuro-supuesto novio y sus amigos los fantásticos modernos, quedaron frustradas. Seguiremos leyendo y pagando por el Tissen.
Sin embargo, es que los gays somos unos snobs, unos escandalosos en nuestras fiestas y tenemos que demostrar nuestra condición en todo momento.
Betty Boop, si esto no merecía un post, quizás la cultura del país allá alcanzado su momento cumbre en la sociedad occidental.